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CAPITULO III

Que trata cómo levantado Lucio Apuleyo de la mísera mesa de Milón, apesarado con los cuentos y pronósticos del candil, se fué a su cámara, adonde halló aparejado muy cumplidamente de cenar,y después de haber cenado se gozaron en uno, por toda la noche, su amada Fotis y él.

Fuera de la puerta de la cámara estaba en el suelo hecha una cama para los mozos, creo por que no oyesen lo que entre nosotros pasaba. Cerca de mi cama estaba una mesa pequeña con muy muchas cosas de comer y sus copas llenas de vino temp'ado, con su agua; demás de esto había allí un vaso lleno de vino, que tenía la boca muy ancha, aparejado para beber. Lo cual todo era buena antecena para la batalla de amores. Luego, como yo fuí acostado, he aquí dónde viene mi Fotis, que ya dejaba acostada a su señora, con una guirnalda de rosas y otras deshojadas en el seno, y como llegó, fuéme a besar, y después de echar aquellas rosas encima, tomó una taza y templó el vino con agua caliente y dióme que bebiese, y antes que lo acabase de beber, arrebató la taza y aquello que quedaba conmenzólo a beber, mirándome y saboreando los labios, y de esta manera bebimos otra vez hasta la tercera. Después que ya estaba harto de beber, y no solamente con el de-