ciéndome todo lo que era menester para mi entrada: en adelante no dilaté ni olvidé el negocio; antes luego me fuí al sacerdote principal, y dichas todas las cosas que había visto, me puse a la obediencia y yugo de la castidad y abstinencia de comer cosa de sangre, y por la ley perpetua de aquellos días, yo de mi propia gana multipliqué otros más adelante, de manera que largamente aparejé todo lo que era menester para mi pro fesión y entrada, porque muchas cosas de aquellas que me fueron dadas más por virtud y piedad de algunos que por medida de dinero; como quiera que a mí no me pesaba del trabajo ni del gas to, pues que liberalmente la providencia de los dioses había bien proveído en los negocios y causas de mi abogacía; finalmente, después de bien pocos días, el dios principal de los grandes dioses y soberanos de los mayores, y más grande de los soberanos, Osiris, digo que reina sobre todos los altos y grandes, me apareció en sueños, no en persona o figura ajena, sino con su venerable gesto y presencia, tuvo por bien de hablarme mansamente, mandándome que sin alguna tardanza tomase cargo de patrocinar y ayudar en las causas y pleitos de los que poco pueden, y no temiese las envidias y murmuraciones de los que mal me querían, las cuales allí se cansaban y divulgaban por la doctrina y trabajo de mi estudio, y no solamente su gran majestad tenía por bien que yo fuese ayuntado en la compañía de los sacerdotes, mas que fuese uno de los prin-
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