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de los dioses, qué querían decir o adónde se enderezaba, o qué faltaba a la procesión y entrada que ya dos veces había hecho: ¿por ventura maliciosamente y no bien habían entrambos los sacerdotes celebrado mi entrada y profesión? y aun por Dios que ya comenzaba a dudar de su fe, pensando ser de otra manera, cuando estando yo en este pensamiento, como hombre sin seso, me pareció en sueños una persona que mansamente me instituyó y dijo en esta manera:

"No hay causa de que te puedas espantar creyendo que por ordenarte tantas veces faltó algo de lo que éra necesario en tu primera institución y entrada; antes te debes alegrar, haciendo tres veces lo que una a otros apenas se concede, y con este número ternario siempre presume que has de ser bienaventurado: así que este acto y entrada, que te mandan hacer, te es muy necesaria, y si contigo mismo pensares, hallarás que en Roma te cumple perseverar en el temp o de la diosa Isis con el hábito y vestiduras de su religión, que tomaste en la provincia de Acaya, y no puedes en los días solemnes suplicar, ni tampoco cuando te fuere mandado puedes ser ilustrado y alumbrado sin este felice y religioso hábito, lo cual por que para tí sea dichoso y de buena ventura, recíbelo otra vez con ánimo gozoso y placentero, pues lo manda y son autores de ellos los dioses grandes y soberanos."

Hasta aquí, de la manera que he contado, me persuadió la revelación de la divina majestad, di-