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dos los legos y vestido yo de una túnica de linc blanca, el sacerdote me tomó por la mano y me llevo a lo íntimo y secreto del sagrario. Por ventura tú, lector estudioso, podrás aquí con ansia preguntar qué es lo que después fué dicho of hecho que me aconteció; lo cual yo diría si fuese conveniente decirlo, y si no conociese que a ninguno conviene saberlo ni oírlo, porque en igual culpa incurrían las orejas y la lengua de aquella temeraria osadía. Pero con todo esto no quiero dar pena a tu deseo, por ventura religioso, teniéndote gran rato suspenso. Mas créelo que es verdad; sepas que yo llegué al término de la muerte, y hallado el palacio de Proserpina, anduve y fuí traído por todos los elementos, y a media noche vi el Sol resplandeciente con muy hermosa claridad, y vi los dioses altos y bajos, y lleguéme cerca y adorélos; he aquí, te he dicho, lo que vi, lo cual como quiera que has oído es necesario que no lo sepas; pero aquello que se puede manifestar y denunciar a las orejas de todos los legos, yo muy claramente lo diré.