tras y figuras no conocidas; en parte eran figuras de animales que declaraban lo que allí se contenía, y en parte figuras de sarmientos torcidos y atados por las puertas, por que la lección de estas letras fuese escondida de la curiosidad de los legos; de allí me dijo y me enseñó las cosas que eran necesaria s aparejar para mi profesión, las cuales luego yo, con alguna liberalidad por una parte y mis compañeros por otra, procuramos de comprar y buscar. Así que, venido el tiempo según, que el sacerdote decía, llevóme, acompañado de muchos religiosos, a unos baños que allí cerca estaban, y primeramente me hizo lavar como es costumbre, y después, rezando y suplicando a los dioses, rociándome todo de una parte y de otra, limpióme muy bien y tornóme al templo cuasi pasadas dos partes del día, y púsome ante los pies de su diosa diciéndome secretamente ciertos mandamientos que es mejor callar que decir; pero en presencia de todos me dijo estas cosas: conviene a saber: Que en aquellos diez días continuos me abstuviese de comer, ayunando, y que no comiese carne de ningún animal ni bebiese vino. Las cuales cosas por mí guardadas derechamente con venerable abstinencia, ya que era llegado el día señalado y prometido para mi recepción, cuasi a la tarde, cuando el Sol baja, he aquí dónde vienen muchos com paños vestidos al modo antiguo de vestiduras sagradas, y cada uno de ellos diversamente me daba su don. Entonces, apartados de allí to-
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