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voces el pueblo todo se levantó con gran tumulto; diciendo ella que quería descubrir grandes traiciones, hizo que las puertas de la casa y juntamente las orejas del senador se abriesen, y contadas por orden las maldades de aquella cruda mujer desde el principio, súbitamente le tomó un desvanecimiento de cabeza, cayó con la boca medio abierta, que no pudo más hablar, y dando grandes tenazadas con los dientes, cayó muerta ante los pies del senador. Cuando él esto vió, como era hombre ejercitado en tales cosas, maldiciendo la maldad de aquella hechicera, con que tantos había muerto, no permitió que el negocio se enfriase con perezosa dilación; y luego traída allí aquella mujer, apartados los de su cámara, con amenazas y tormentos sacó de ella toda la verdad, y así fué sentenciada que la echasen a las bestias, como quiera que esta pena era menor de la que ella merecía; pero diéronsela, porque no se pudo pensar otro tormento que más digno fuese para su maldad. Tal era la mujer con quien yo había de tener matrimonio públicamente; por lo cual, estando así suspenso, tenía conmigo muy gran pena y fatiga, esperando el día de aquella fiesta: y, cierto, muchas veces pensaba tomar la muerte con mis manos y matarme antes que ensuciarme juntándome yo con mujer tan maligna, o que hubiese yo de perder la vergüenza con infamia de tan público espectáculo. Pero privado yo de manos humanas, y privado de los dedos, con la uña redonda y maciza, no podía