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chos, pensando que podría venir de esto algún cruel presagio, que como a monstruo y mal agüero me matarían y darían muy bien de comer conmigo a buitres.

CAPITULO IV

En el cual relata el asno el estado de su señor, y cómo venidos a la ciudad de Corinto, tuvo acceso con una valerosa matrona que por aquella noche le alquiló para holgar con él en uno.

Ya andaba públicamente gran rumor y fama cómo yo, con mis maravillosas artes y juegos, había hecho a mi señor muy afamado y acatado de todos. Cuando iba por la calle decían: "Este es el que tiene un asno que es compañero y convidado, que salta y lucha y entiende las hablas de los hombres, y expresa el sentido con señales que hace." Ahora lo demás que os quiero decir, aunque lo debiera hacer al principio; pero al menos relataré quién es éste, o de dónde fué nacido. Thiaso, que por tal nombre se llamaba aquel mi señor, era natural de la ciudad de Corinto, que es cabeza de toda la provincia de Acaya; según que la dignidad de su nacimiento lo demandaba, y de grado en grado había tenido todos los oficios de honra de la ciudad, y ahora estaba nombrado para ser la quinta vez cónsul, y porque respondiese su nobleza al resplandor de