Aquí fué el fin de nuestro común hablar y de nuestro camino, porque ambos mis compañeros tomaron a la mano izquierda hacia unas aldeas.
CAPITULO III
Yo entréme en el primer mesón que hallé y pregunté a una vieja tabernera:
—¿Es ésta la ciudad de Hipata?
Dijo que sí. Preguntéle:
—¿Conoces a uno de los principales de esta ciudad, que se llama Milón?
La vieja se rió, diciendo:
—Por cierto, así se dice aquí, que este Milón sea de los principales que viven fuera de los muros y de toda la ciudad.
Yo dije:
—¡Madre buena, dejemos ahora la burla y dime dónde está y en qué casa mora!
Ella respondió:
—¿Ves aquellas ventanas del cabo que están fuera de la ciudad y a la parte de dentro están frente de una calleja sin salida? Allí mora este Milón, bien harto de dineros y muy gran rico,