sacrificaron al dios Marte, su compañero, a quien ellos seguían, y luego fué aparejado el comer muy abundantemente; entonces, aquel huésped nuevo dijo:
—Vosotros, señores, no solamente me habéis de tener por capitán de vuestras batallas y robos, pero también es razón que me debáis sentir muy diligente para vuestros placeres.
Y diciendo esto, con mucha gracia hablando, ministra a todos con diligencia, barriendo la casa, poniendo la mesa, cocinando manjares sabrosos y poniéndolos delante abundantemente para que comiesen; mayormente se esmeraba en henchir y hartar a todos con grandes y espesas copas de vino. Entre esto, algunas veces, fingiendo que iba por las cosas necesarias para la mesa, entraba donde estaba la moza y traíale algunas cosas de comer que escondidamente tomaba de la mesa, y alegre le traía asimismo alguna taza de vino, de la cual él gustaba primero y ella lo recibía de buena gana; y alguna vez que él la quería besar ella lo consentía, recibiéndole con la boca abierta, la cual cosa a mí me desplacía en extrema manera, y decía entre mí: "¡Oh moza doncella!, tan presto te has olvidado de tu desposorio y de aquel tu muy amado, por quien tanto llorabas, y antepones este advenedizo y cruel matador a aquel, que no sé quién es, tu nuevo marido y esposo, que tus padres ayuntaron contigo?
¿No te acusa la conciencia, y paréceme que, hollado el amor y afición que le tenías, te convie-