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las penas que vosotros derechamente hayáis sentenciado. Porque ese asno recibirá la muerte que días ha ha merecido, y ella sufrirá los bocados de las bestias fieras cuando sus miembros serán roídos de los gusanos; y también pasará pena de fuego cuando el Sol encenderá el vientre del asno, con sus grandes ardores, y asimismo sufrirá pena de la horca cuando los perros y bueyes llevarán sus carnes y entrañas a pedazos; además de esto, debéis pensar, muchos tormentos y penas que pasará ella; siendo viva morirá en el vientre de la beştia muerta, y del gran hedor sus narices penarán, y de no comer se secará de hambre mortal, y como estará cosida, no tendrá libres las manos para poderse matar.

Los ladrones, cuando oyeron esto que aquél decía, no solamente con los pies, mas con todas sus voluntades y ánimos, se allegaron a aquella sentencia, la cual oyendo yo con estas mis grandes orejas, ¿qué otra cosa podría hacer sino llorar mi muerte, que había de ser otro día?