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menzó y tiene fijo." Yo luego desnudéme una de mis vestiduras y prestamente lo vestí, aunque mejor diría que lo cubrí; hícele ir a lavar al baño, y le di todo lo que fué menester para untarse y limpiar su mucha y enorme suciedad que tenía. Después de bien curado, aunque yo estaba cansado, como mejor pude llevélo al mesón e hícelo sentar a la mesa y comer a su placer; amansélo con el beber, alegrélo con el hablar, de manera que ya estaba inclinado a hablar en cosas de juegos y placer para burlar y jugar, como hombre decidor, cuando de lo íntimo de su corazón dió un mortal suspiro y con la mano derecha dióse un gran golpe en su cara, diciendo:

—Oh mezquino de mí, que en que anduve siguiendo el arte de la esgrima, que mucho me placía, caí en estas miserias; porque, como tú muy bien sabes, después de la mucha ganancia que hube en Macedonia, partiéndome de allí, que había diez meses que ganaba dineros, torné rico y con mucho dinero; y un poco antes que llegase a la ciudad de Larisa, pensando hacer allí alguna cosa de mi oficio, pasé por un valle muy grande, sin camino, lleno de montes y descendidas y subidas. En este walle caí en ladrones, que me cercarón y robaron cuanto traía; yo escapé robado, y así, medio muerto, víneme a posar en casa de una tabernera vieja, llamada Meroe, algo sabida y parlera, a la cual conté las causas de mi camino y robo y la gana y ansia que tenía de tornar a mi casa; contándole yo mis penas con