"Basta que ya fuiste contenta de hablar a tu suegra; y por cierto, antes creo yo que lo hiciste por ver a tu marido, que está a la muerte de la llaga de tus manos; pero está segura que yo te recibiré como conviene a buena nuera."
Y como esto dijo, mandó llamar a sus criadas la Costumbre y la Tristeza, a las cuales, como vinieron, mandó que azotasen a Psiches. Ellas, siguiendo el mandamiento de su señora, dieron tantos de azotes a la mezquina de Psiches, que la afligieron y atormentaron, y así la tornaron a presentar otra vez ante su señora. Cuando Venus la vió comenzóse otra vez a reír, y dijo:
"¿Y aun ves cómo en la alcahuetería de su vientre hinchado nos conmueve a misericordia? ¿Piensas hacerme abuela bien dichosa con lo que saliere de esta tu preñez? Dichosa yo, que en la flor de mi juventud me llamarán abuela y el hijo de una esclava bellaca oirá que le llame nieto de Venus. Pero necia soy en esto yo, porque por demás puedo yo decir que mi hijo es casado, porque estas bodas no son entre personas iguales, y además de esto fueron hechas en un monte sin testigos y no consintiendo su padre, por lo cual estas bodas no se pueden decir legítimamente hechas; y por esto, si yo consiento que tú hayas de parir, a lo menos nacerá de ti un bastardo."
Y diciendo esto, arremetió con ella y rompióle las tocas, trabándole de los cabellos y dándole de cabezadas, que la afligió gravemente; luego tomó trigo y cebada, mijo, simientes de adormi-