acontecido, no pudiendo sufrir tanto tormento, hizo fin de su vida, al cual dimos sepultura en la mar, como la otra, dando compañero a Lamaco.
CAPITULO III
Entonces, con la pérdida de estos dos compañeros, nosotros, tristes y con pena, pareciónos que debíamos dejar de más entender en las cosas de aquella provincia de Tebas, y acordamos venirnos a una ciudad que estaba cerca de allí, que ha nombre Plateas, en la cual hallamos gran fama de un hombre que moraba allí, llamado Democares, el cual celebraba grandes fiestas al pueblo, porque él era principal de la ciudad, hombre muy rico y liberal; hacía estos placeres y fiestas al pueblo por mostrar la magnificencia de sus riquezas. ¡Quién podría ahora explicar y tener idóneas palabras para decir tanta facundia de ingenio, tantas maneras de aparatos como tenía! Los unos eran jugadores de esgrima afamados de sus manos; otros, cazadores muy ligeros para correr; en otra parte había hombres condenados a muer-