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300 — La media naranja

El argumento era irrefutable; la exigencia no era desmesurada, y la resolución de Clara firme. Resistir era tan peligroso como acceder: asi que Alfonso, cogida su palabra en la tenaza de tan apurado dilema, no tuvo más que responder:

— Bien, Clara, juro no hacer nada; pero déjeme Vd. siquiera saciar en ese libro mi cólera y romperle en mil pedazos. ¿Qué menor venganza?

— No: este es el cuerpo del delito y el hilo de mis averiguaciones.

— Como Vd. quiera! Adiós, Clara,— exclamó Alfonso tratando de salir cuanto antes de tan ridícula y falsa posición, y alejándose bruscamente.

— Pero espere Vd., Alfonso; lávese Vd. la cara.

— No, gracias, no es nada.

Y Alfonso, avergonzado y corrido, se alejó casi sin despedirse de Clara; tomó su sombrero y salió del palacito, y no paró hasta el pilón de la fuente de las Cuatro Estaciones, donde se lavó la cara y las manos, y con el agua refrescó un tanto sus ideas. Entonces le ocurrió si aquella aventura sería alguna broma pesada de las que el calavera Ernesto solia dar, y se dijo: «Voy á su casa, y como no me enseñe su ejemplar de esas poesías, le meto una bala en el cuerpo.» Y con esta idea comenzó á caminar como un desesperado.

Clara no extrañó la brusca despedida de Alfonso, atribuyéndola á su turbación y natural coraje, y aun quedó satisfecha de la sumisión que habia mostrado al fin á su mandato en la primer prueba que le habia exigido. Con el libro en la mano abandonó el jardín, y se dirigió á su gabinetito, donde habia un quinqué encendido.

Ya comprenderá el lector que el libro habia sido lanzado por la celosa mano de Gonzalo.

En efecto, al ver á Alfonso arrodillarse ante Clara, los celos le cegaron de tal modo, que cogió el primer objeto que tropezó á tientas, y le arrojó con toda la fuerza de su ira y todo el tino de su venganza. Cuando vio el efecto de su proyectil y reflexionó en su imprudente arrebato, conoció que habia arrojado el tomo de sus poesías, y sólo dijo estas palabras:

— Buena la he hecho!

Buena era, en efecto, por más que la intención fuese mala, la acción que habia cometido Gonzalo.