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La media naranja

sé muchos de memoria salgo fácilmente del apuro. Precisamente ahora recuerdo unas redondillas muy expresivas, que te vienen como de molde.

— A ver?

— Allá van.


¿Dudáis de mi amor, señora?
¿Pensais que mi labio miente
Y que el corazón desmiente
A la lengua engañadora?

¿Con qué es en vano, exhalar
Suspiros, ayes, lamentos,
Y solemnes juramentos
Que el viento se ha de llevar?

¿Quereis pruebas? las daré.
Pedid las pruebas más rudas,
Que disipen vuestras dudas
Y despierten vuestra fé.

Pedidme, en vuestros antojos,
Del esclavo la obediencia
Y arrastraré con paciencia
Por cadenas vuestros ojos;

Pedidme que manche mi honra
Y aunque me escupan al rostro,
Vereis que ante vos me postro
Honrado con mi deshonra;

Pedidme que en cruda guerra
Vaya del peligro en pos,
A conquistar para vos
El dominio de la tierra;

Pedid que beba un veneno
Mostrando alegre sonrisa,
O que con mano sumisa
Clave un puñal en mi seno;

Pedid que me dé la muerte;
Y á vuestras plantas muriendo
Espiraré sonriendo
Y bendiciendo mi suerte.

La muerte no da pavor
Al pecho firme y constante:
Sólo es verdadero amante
El que muere por su amor...

Pedid....