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sus reivindicaciones y problemas planteándose como iguales, como sujetos racionales, por lo que la salida debía ser reflexiva y consensuada, pues entendía que la única forma de ser incluidos en la sociedad era establecer un pacto o contrato entre iguales bajo el alero que brindaba el Estado como proyecto moderno. Pero el evidente retraso e inoperancia del sistema político imperante y de la elite gobernante, le imposibilitó ver la posibilidad histórica del pacto social como modelo de desarrollo y modernización inclusiva. Su respuesta fue un profundo desaliento al ver que su “Roto”, su querido peón era el responsable de todos los desmanes y desórdenes. La explicación, no podía ser otra: había sido víctima de “agitadores extranjeros”.

“agitadores extranjeros (principalmente españoles, italianos, argentinos, etc.) que ignoraban la psicología de nuestro pueblo y su natural tendencia a la violencia, al pillaje y al saqueo (...), exacerbaron la desesperación de las masas”.[1]

A modo de epílogo: la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique; una Relectura

Más que relatar los hechos acaecidos en la Escuela Santa María de Iquique —para lo cual existen una multiplicidad de trabajos que reconstruyen meticulosamente los acontecimientos ocurridos en la matanza—, la intención de este último capítulo es poner en escena alguna de las consideraciones planteadas en los capítulos anteriores.

La primera pregunta que surge, que es a la vez la más obvia, es ¿Por qué sucede este hecho en Iquique? Bueno, evidentemente aquí se concentraban las oficinas centrales en territorio chileno de las salitreras, pero eso como símbolo no es muy potente para movilizar a los millares de trabajadores y sus familias, en arduos éxodos por el desierto abrasante de Tarapacá.

¿Qué había en Iquique que era tan potente como símbolo que lograba congregar tal coincidencia de opiniones y ánimos? A este respecto, creemos que la ciudad reúne tres condiciones que lo transforman en un centro que irradia sentido a la huelga obrera:

  1. Es el lugar donde realmente se ve representado el Estado en la zona a través de sus instituciones, a decir, es el espacio de lo público, de la toma de decisiones y donde llegar a acuerdos consensuados (la idea de arbitraje);


  1. Álvarez, Oscar (1936): “Historia del desarrollo industrial en Chile”, Imprenta y Litografía La Ilustración, Santiago 1936, pp. 167.