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producido en Chile el problema o la cuestión obrera que es causa de preocupación en Europa”[1]. Estas declaraciones no sólo nos hablan de la importancia que iba adquiriendo el tema en el parlamento a inicios del siglo XX, sino además de una inicial heterogeneidad de las percepciones [2] entre los parlamentarios de un mismo partido y de los intereses que confluían en que la situación de los obreros fuese un hecho de discusión.

En la misma sesión en que habló Díaz, el diputado del Partido Radical Fidel Muñoz propuso la creación de una comisión especial que verificara el estado actual de los obreros y acusó fuertemente a Díaz de vivir alejado de las “palpitaciones del sentimiento popular”, a diferencia del Partido Radical que a su juicio representaba “genuinamente los intereses del pueblo chileno”[3].

La discusión sobre la situación de los obreros llevada a cabo en el parlamento será concretizada en una medida particular: una comisión que viajaría al norte a comprender el fenómeno de cerca. Así, el 12 de marzo de 1904 un Decreto Supremo creó la Comisión Consultiva Parlamentaria, cuyo deber era investigar el problema obrero en Tarapacá y Antofagasta. En dos días de presencia en Iquique, esta comisión se reunió con los principales actores del lugar: autoridades, empresarios salitreros, comerciantes y trabajadores. El informe de la comisión señala como finalidad de aquélla “realizar un vasto estudio, acordando aplicarse desde luego, a aquéllos que se refieren a la situación moral y material de los obreros, a estudiar el trabajo, y demás condiciones; el capital, las relaciones que uno y otro guardan entre sí y con los poderes públicos; los servicios generales que interesan a la comunidad, tales como los de INSTRUCCIÓN Y CULTO; los de seguridad y de edilidad; las habitaciones de obreros y las instituciones que, como el ahorro, en sus diferentes formas, pueden mejorar las condiciones de vida del trabajador y la suerte de las industrias, así en el momento presente como en el porvenir” [4]

Esta comisión rescató, desde su perspectiva particular, la situación social y económica de los obreros, y el testimonio presentado en el informe estableció un lazo entre el parlamento y los trabajadores que en diciembre de 1907 generaría grandes expectativas entre el movimiento, lo que finalmente nunca se reflejó en hechos concretos. El informe planteó que “desde luego, que la condición moral de los obreros de la pampa es a todas luces deficiente e influye, sin duda alguna, en el fomento de su malestar. El operario vive deprimido por el abandono moral en que se le olvida. Ni la autoridad pública ni los patrones mismos han cuidado hasta ahora lo bastante de llenar de la vida ruda del obrero con la asistencia que le es debida en forma de asistencia práctica, de religión, de dispensatorios y hospitales, de estímulo al ahorro, de distracciones y de represión alcohólica”. [5] La propuesta de Ley basada en el informe de esta comisión quedó convertida en un eterno ante proyecto debido al cambio de gobierno de Germán Riesco a Pedro Montt, sin embargo, para

  1. Que de ninguna manera debe entenderse como heterogeneidad en los intereses de clase que representaban los parlamentarios, prácticamente todos pertenecientes, como ya hemos dicho, a la oligarquía.
  2. Sesión del 19 de junio de 1903, Boletín de Sesiones Ordinarias de la Cámara de Diputados, Santiago 1903, p. 338.
  3. Véase: Sesión del 19 de junio de 1903. “Boletín de...”, op. cit.
  4. González Miranda, Sergio: “Hombres y mujeres de la pampa”, LOM Ediciones, Santiago 2002, p. 113.
  5. Ibíd.,p.114.