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principios del siglo XX, por lo que las ideas socialistas, comunistas y anarquistas encontraron acogida básicamente entre trabajadores mineros y agrícolas. Una de las variables completamente ausentes en la lucha obrera europea es la de los pueblos indígenas, factor no subestimable en nuestro continente.[1] Mientras en Bolivia y en Chile las organizaciones obreras más ideologizadas surgieron en los sectores de la minería (salitre, cobre, estaño), en los países del Caribe éstas se formaron básicamente entre los trabajadores agrícolas y de las plantaciones. La incipiente industria brasileña y las explotaciones cafetaleras fortalecieron las relaciones de producción capitalistas y el proletariado. En Colombia el movimiento obrero se fortaleció sobre todo en los enclaves bananeros. Argentina, Uruguay, pero también Chile se caracterizaron por un fortalecimiento de las organizaciones proletarias en el sector manufacturero. [2]

En el año 1910, Francisco Madero proclama la Revolución Mexicana que buscó derrocar al dictador Porfirio Díaz. El proceso revolucionario mexicano se caracterizó por las más diversas corrientes de pensamiento, por luchas entre líderes caudillistas, pero también por una profunda revolución social. El aporte más significativo a esta última fue de Ricardo Flores Magón quien, siendo periodista y escritor, se convirtió en uno de los principales teóricos anarquistas mexicanos e influyó decisivamente en el movimiento revolucionario de la época. Magón tuvo que huir de México en 1904, un año después fundó el Partido Liberal Mexicano en Estados Unidos y en 1922 murió en la cárcel de Leavenworth en el Estado de Kansas, pero Francisco Villa y Emiliano Zapata se nutrieron de sus concepciones del socialismo libertario y del colectivismo indígena representadas en su consigna “Tierra y Libertad”.[3]

La influencia del pensamiento anarquista superó la del socialista sobre todo en la costa del Atlántico de Sudamérica. En Argentina, socialistas y anarquistas competían fuertemente por la hegemonía en el movimiento obrero. Mientras los primeros instaban a sus partidarios a superar el carácter meramente reivindicativo de su lucha y de darle un carácter político exigiendo reformas sociales, los anarquistas redujeron su capacidad de impacto por la exigencia de que todo sindicato debiera necesariamente adherir a los principios del comunismo anárquico. Sin embargo, al ingresar a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) esta corriente se abrió parcialmente y aceptó la diversidad de corrientes de pensamiento en el movimiento obrero argentino.[4]


Cuando en 1907 se movilizaron miles de personas para protestar contra el aumento de arriendos en los conventillos de los barrios obreros, este movimiento se propagó rápidamente al interior del país donde tuvo un alto impacto político. El gobierno de José

  1. Mariátegui, José Carlos: “Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana”, Editorial Crítica, Barcelona 1976.
  2. Vitale, Luis, op. cit., p. 39.
  3. MacLachlan, Colin M.: “Anarchism and the Mexican Revolution. The political trials of Ricardo Flores Magón in the United States”, University of California Press, Berkeley 1991; Langham, Thomas C.: “Border trials. Ricardo Flores Magón and the Mexican liberals”, University of Texas Press, El Paso 1981.
  4. Vitale, Luis, op.cit., p.60.