conforman el motivo del Grial (en Lohengrin), y el lenguaje que en Rilke medita sobre sus propios límites y el ”sop|o distinto” del viento del cantar, "onda en el dios”: Valéry por la página poética que pudiera llegara la altura de las notas que definido sólo con vaguedad, de cierto agotamiento de los recursos verbales en la cultura y la política de masas de nuestro tiempo. ¿Qué más decir? ¿‘Cómo es posible que lo novedoso y lo exigente; lo que valga la pena de decirse, encuentre un auditorio entre el estrépito de la inflación verbal? La palabra, especialmente en sus formas secuenciales, tipográficas, puede haber sido un código imperfecto, acaso transitorio. Tan sólo la música puede llenar los dos requisitos de un sistema semiológico o comunicativo vedaderamente riguroso: ser únicamente para sí(intraduc¡b|e) y sin embargo comprensible inmediatamente“. Hay un presentimiento muy difundido, aunque hasta ahora 166
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