formación de un modo de revelación musical, de una conciencia del arte y de su significado, en relación con la posibilidad de la supervivencia del recuerdo, de la esencia intemporal del amanecer del “gallo místico de Vinteuil”. Nuevamente regresa la reflexión al terreno metafísico y por ello sólo aparece Vinteuil y no Elstir. Las interrogaciones diferentes ”presiden" el movimiento y el desarrollo de la sonata y del septeto. La de la sonata “rompe en cortas llamadas una línea continua y pura”, de una manera "calmosa", "tím¡da”, "y como filosófica”. El septeto vuelve a soldar lo roto "en una armazón indivisible de los fragmentos dispersos, y su interrogación es tan acuciante, tan ansiosa, tan implorante”. Pero en ambas obras hay una interrogación y una respuesta, que se presenta como esperanza (sonata), o como promesa (septeto), que son como posibles pruebas estéticas, ya que no lógicas, de la existencia del arte y de la supervivencia de los recuerdos, y las dos obras son en este último sentido, "una misma plegaria" que ha surgido en diferentes amaneceres o auroras interiores, y que el autor refracta, espeja, refleja a travésde medios musicalmente diferentes, de pensamientos e indagaciones artísticas progresivas, devenidas en el transcurso de los años en que quizo ser creador original. Es como si Proust, lo mismo que Kant, estuviese convencido de la imposi- bilidad de una prueba metafísica teórica y estableciese la vía musical de acceso a la metafísica, como Kant los postulados de la ética. En ese sentido, Schelling había destacado la importancia metafísica del arte, aunque no principalmente de la música“. Y la unidad de la obra de Vinteuil se halla en esta plegaria, en esta esperanza, que es en verdad y esencialmente la misma, reconocible bajo sus disfraces musicales, en las diversas obras de Vinteuil, y solo encontrable en las obras del maestro. Esta plegaria, que es unidad estética y posibilidad metafísica de la realidad del arte sólo emerge en el tiempo y esto en ‘varios sentidos. Aparece en cada audición, más allá del azar, para producirse de la nada a la que vuelve si no se la escucha y se la olvida, o no se la recompone de fragmentos dispersos. Hay nuevas obras de Vinteuil, como podríamos no conocerlas y entonces quedarían en la mente artística de su creador, pero éste está muerto y a nosostros no nos prometerían ni probarían nada. De ahí Ia importancia de señalar esta dependencia temporal de la musica -aún cuando su modo de ser lleva a lo fuera del tiempo, alo extratemporal-por los azares temporales con los que llega una obra 108 cias, que descubren nuevas posibilidades de nuestro espíritu y que nos llevan a la
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