destinos, en la cual, reivindicando sus derechos inalienables, establece la justicia y asegura los beneficios de la libertad.
Pero su situacion, aun precaria, le impuso al principio la mas ruda de las labores, para levantarse de su penoso abatimiento.
El trabajo le preocupaba por entero como una necesidad primordial para su existencia; y ahora que los tiempos bonancibles vuelven á sonreir á la patria por tanto tiempo enlutada, podemos repetir con el poeta venezolano:[1]
Y Paraguay, el indomable Anteo,
Que cien veces caído se levanta,
Vengador, iracundo, giganteo!
Y en desigual titánica porfía,
Al Universo espanta,
Al sublime estertor de su agonía,
Tambien inclina al héroe prepotente,
Al Gran Libertador, su noble enseña,
La patria fué su inspiracion ardiente,
Y éste la patria á idolatrar enseña!
No Urtau sobre las verdes ramas
Del índico Yatay tristezas llora;
Estintas por la paz fueron las llamas,
Y luce ya en su cielo nueva aurora!
¡Sublime vate, yo os saludo agradecido en nombre de la patria con el cariño del hermano por la feliz inspiracion de vuestra noble estrofa. Sí, yo veo tambien en lontananza los primeros albores de
- ↑ Heraclio Martín de la Guardia.