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Poesías de Cuellar.

Evoco las imágenes queridas
Que cual nimbus en forma de celaje,
        De vívido color,
Aparecen allá en los horizontes
De ese perdido ayer, que, tantas veces,
        Me extremeció de amor.


Vuelvo á verlas al fin, las acaricio,
Y ellas vuelven á abrir, como las flores
        Á influjo del calor.
Sus delicados cálices de néctar
Y á ofrecerme la dicha en los efluvios
        Del no extinguido olor.


Vuelan las horas... — ¡Ay si así volaran
Al despertar... ni crímenes ni sangre
        Ni dolo ni rencor
Vieran mis ojos — Arrulladme al menos
Olas del mar con vuestro eterno y vago
        Monótono rumor.
Puesto que, inmensas, raudas, infinitas,
Nunca podeis lavar de los mortales
Tantas manchas de sangre y de baldón.