Y el rítmico murmullo de sus aguas,
Que corren sin cesar,
Os deja percibir raras cadencias,
Ó una nota argentina y musical
Que, perdiéndose á veces y creciendo.
Parece sollozar;
No penseis que el impulso entre las guijas
Pudo tales sonidos arrancar:
Es que el agua se lleva entre sus ondas
las lágrimas al mar.
Si en el silencio de una noche lóbrega
En que ruge furioso el huracán
Y en que os hallais á solas meditando
En dulce bienestar,
El viento al penetrar por las rendijas
Gime medroso y lúgubre y se vá.
No penseis que es el genio de las sombras,
Ni la turba faláz
De trasgos, de vampiros y fantasmas
Que os burlan con sus cábalas; pensad
Que esos gemidos que conduce el viento
Son una realidad:
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Poesías de Cuellar.