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32 — Poesías de Cuellar.



No muestra el ave amante su rica gala,
Y esconde la cabeza bajo del ala;
En el recodo añoso no ver procura
La tímida cantora tanta pavura.
        ¡Qué desconsuelo
Es ver la tierra oscura y oscuro el cielo!


Pero en tan triste cuadro, sin luz ni arrullos,
Los héroes del encanto son los cocuyos:
Cuando las luces mueren, su luz alumbra,
Y bordan, vigilantes en la penumbra
        Cual centinelas.
El manto de la noche de lentejuelas.


Encanto inesperado, sorpresa grata
De la espantosa sombra que se desata;
De dicha mensajeros ¡oh Dios, cual tuyos!
En la cerrada noche son los cocuyos;
        El cielo os hizo
El idilio nocturno del paraiso.