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Poesías de Cuellar. — 305

Permite, ¡oh diva, celestial María
        Que tu pureza cante,
Que desde el mundo triste la voz mía
        Con júbilo levante.

Porque en el coro fiel de tus loores,
        Cual la naturaleza,
Tienen voz en el mundo los cantores
        Y amor y fortaleza.

Que al himno universal que te saluda
        Si nace ó muere el día,
No hay un acento que á formar no acuda
        Torrentes de armonía.

Los suspiros suavísimos del viento
        Que murmullos levanta;
Ó las vibrantes notas de contento
        Del pájaro que canta.

Los ecos que recorren vagarosos
        Las peñas de las lomas,
Los rumores del campo misteriosos,
        La voz de las palomas.