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Poesías de Cuellar.

Y así como al limpio cielo
Enviaron los aquilones
Los revueltos nubarrones,
Cubre á la razón el velo
De las férvidas pasiones.

Y como la linfa pura
De la fuente que murmura
El negro cieno empañó,
Así el alma en su ventura
Su diáfana luz perdió.

Y aquellos sueños dorados,
Y aquel anhelar secreto
De goces tan delicados,
Y aquellos juegos preciados
Do está el corazón tan quieto.

Volaron ¡ay Dios! volaron
Cual aves que se espantaron
Del vergel de la inocencia;
Que negras se presentaron
Las penas de la existencia.

Como si entre frescas rosas,
Entre acacias y mimosas,
Viera en agradables huertos
Esas formas espantosas
Del chacal de los desiertos.