Con notas como el céfiro suaves,
Responderá su adorador: «bien mío,
Velo por tí, te amo?»
¿Qué importa al ave que entre mirtos posa
Al lado del que ama,
Ni el rumor de la brisa dulce y lento,
Ni la canción más grata y melodiosa
Si ya eligió para su amor la rama,
Lecho feliz, apetecible asiento?
En vano asoma por el rico Oriente
La aurora con sus tibios resplandores,
Dando toques de nácar refulgente,
Ó vistiendo el espacio de colores
De cambiantes sin fin; en vano el río
Más raudo y más sonoro
Prodiga esos murmullos, dulces, vagos,
Cual plácidos halagos
A los amantes corazones tiernos;
En vano la sin par naturaleza,
Fecunda en galas, regia y esplendente
Se ostenta en su pureza
Inundada de luz resplandeciente;
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Poesías de Cuellar.