Página:La linterna mágica - Vol. 8.djvu/268

Esta página ha sido corregida
264 — Poesías de Cuellar.

Para endulzar de una llorosa madre
Tan solo un día de su triste vida.
¡Oh niña! fué la tuya transitoria
En el áspero erial del mundo vano,
Lo que en la mente de infeliz poeta
Una ilusión de gloria,
Que deja al fin al corazón insano.
Discurrió tu existencia
Como de Abril una mañana hermosa;
Como se posa en el humano pecho
El néctar del placer que deja al alma
Sumida en larga y bochornosa calma.

Pura, risueña, encantadora niña,
Emblema delicado de inocencia,
El mundo era un vergel en que yacías
De aromas regalado,
Con fuentecillas de alabastro tersas,
Con enramadas fértiles, umbrías,
Y al soplo perfumado
Del zéfiro suave
Los blondos rizos que tu sien velaban
Como el armiño blanca, se extendían
Por tus ebúrneos hombros torneados.