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Poesías de Cuellar. — 251

Sientas la planta ligera
Y respiras de las flores
El aroma embriagador,
Teme, Lola, del hado los rigores,
Que hay una espina cruel en cada flor.

Si te deslizas ufana
En el jardín, indecisa,
Revelando en tu sonrisa
Lo que de tu pecho emana,
Sin pensar en que mañana
Una ley aborrecida
Te ha de entregar al dolor.
Tente, Lola, en el prado de la vida
Hay un dardo punzante en cada flor.

Si una ilusión halagüeña,
Si una visión peregrina
Te deslumhra, te fascina,
Y tú al mirarla, risueña,
Cual la onda que se despeña
En el torrente profundo,
La persigues sin temor,
Recuerda siempre, Lola, que en el mundo
Has de hallar una espina en cada flor.