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240 — Poesías de Cuellar.

¿Por qué sentís desgarrador quebranto
Transido el torpe corazón de espanto?

¡Ah! sí; temblad los que en infanda orgía
Los crímenes sedientos apuraron,
        Y con torpe ironía
Sacrílegos de todo blasfemaron:
¡Temblad, mientras al son del ronco trueno
Alza el poeta su cantar sereno!

Gózome, sí, con el sonoro canto
Que ajeno de las míseras pasiones
        Con júbilo levanto,
Oue al rebramar de fieros aquilones,
Resuenan en el cóncavo vacío,
La voz de mi Criador y el canto mío!