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226 — Poesías de Cuellar.

Porque traes á mi mente
El recuerdo doliente
De la ventura que lloré perdida.

Sube, sube al zenít, callada Luna,
A raudales tu luz prodiga al mundo,
Mírate reflejada en la laguna
Y en las aguas también del mar profundo.
Las nubes agrupadas
Ábrante ¡oh reina! en tu camino paso
Para que luzcas pura y esplendente
Hasta tocar en tu azulado ocaso...
Sube al zenít, declina,
Y mañana otra vez tu luz divina
Regala al mundo, porque adore el hombre
De su Hacedor el sacrosanto nombre.


¡Salve, lámpara espléndida del cielo!
Lleguen á tí mis preces
En la ráfaga azul del aire manso,
Á tí, que desde el cóncavo estrellado
Velas de los mortales el descanso.