Página:La linterna mágica - Vol. 8.djvu/229

Esta página ha sido corregida
Poesías de Cuellar. — 225

¡Salve, lámpara eterna, que paseas
Por el éter tranquila,
Y en el alto zenít te enseñoreas!
¡Salve otra vez! Yo te amo reverente,
Y cuando el rayo de tu luz divina
Baña ¡oh Luna! mi frente.
Huye el pesar y siento que en el alma
Nace de nuevo la apacible calma.
Así como tu lampo que fulgura
Rasga el parduzco nubarrón que pasa,
Disipas de mi mente dolorida
Las sombras de amargura.

Tu luz, tu luz, para gozar.... ¡oh nubes!
Paso á la Luna, paso:
Dejad que la contemple solitaria
Cual reina de la noche
Majestuosa, ostentándose
En el cóncavo azul del claro cielo....
No hay más que tú, ¡oh Luna bienhechora!
No hay más que tú, para quien sufre y llora.
Yo no puedo mirarte indiferente,
Intérprete de amor, Luna querida,