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Poesías de Cuellar.

Desde el raudal de reluciante plata,
Rasgando el velo de la espesa bruma,
Rápido vuela por besar la espuma
Del fondo de la horrible catarata.

Y sus livianas alas humedece
En la ola que pasa murmurando,
Y luego alegre en el ciprés cantando
En las ramas meciéndose aparece.

Canta, pájaro errante, en la espesura,
Que al escucharte el triste peregrino
En la mitad de su árido camino,
Tregua darás tal vez á su amargura.

Canta porque á tu dulce melodía
El corazón de padecer cansado,
De súbito se siente enagenado
En alas de la férvida poesía.

¡Ah! tú tal vez cuando naciera el mundo
Al soplo del Eterno, de improviso
En medio del ameno paraíso,
Lanzaste un canto de placer profundo.