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Poesías de Cuellar.

¡Gratas horas de amor! ¡Caros instantes!
Pasaron ya, perdiéronse en la nada;
Las historias dulcísimas de antes
Dejaron ¡ay! el alma atribulada.

Todo pasó: y el desconsuelo, el llanto,
Quedaron en el pecho solamente,
Y llevo, ¡ay triste! por doquiera en tanto
La huella del dolor sobre mi frente.

Todo pasó: sucede de improviso
Á fértil primavera, crudo invierno;
Donde miraba ayer un paraíso
Hoy se levanta aterrador infierno!

¡La virtud! ¡el amor! cándidas flores
Que engalanaron la beldad perdida,
¿Dónde están su perfume y sus olores?
¿Dónde el fulgor de su lozana vida?

Las impresiones del amor dichosas
Quimeras son de la exaltada mente;
Mueren también cual las pintadas rosas
Al empuje del ábrego inclemente.