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Poesías de Cuellar.

Cesa, cesa, aquilón, tiende tu vuelo
Allá de las montañas socavadas
Á las hondas cavernas.
Huye y transpón la gigantesca cumbre,
No toquen ya tu alas
Del fresco valle las nacientes galas,
Huye velóz hacia otros horizontes,
Deja en tu curso atrás los altos montes,
Y allá sobre las aguas del Oceano
Depón tu saña y tu furor potente;
Allá sobre sus olas verdinegras
Estrella ¡oh viento! la cansada frente;
Reposa allí, y si luchar quisieres,
No la apacible flor ni el tallo débil
De lozanos arbustos ni avecillas,
Ó frágiles aristas á tu brío
Resistirán, sinó robustas olas
Que á tu empuje bravío
Oponen con furor eternamente
Para doblar tus destructoras alas
Su movediza y espumosa frente.

Huye, feroz viajero,
Que destruyendo todo en tu camino