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190 — Poesías de Cuellar.

Sonrió naturaleza:
Y de entonces el hombre,
El bruto, el pez, el ave,
El reptil y el insecto imperceptible,
Con gratitud inmensa y alegría
Saludan en el mundo
El sonrosado albor de cada día.

Más bondadoso aún el Increado,
Al sér privilegiado
Otra luz quiso darle refulgente,
Y de su misma mente,
Lleno de amor profundo,
Un destello arrancó, y onmipotente
El génio vino á iluminar al mundo.

Lo alumbra, sí; pero también la envidia
Torpe, á sus pies, cual víbora iracunda,
Lucha en su encono y su fatal perfidia
Porque el génio inmortal en polvo se hunda.
¡Estéril anhelar! el vulgo frío
Indiferente huella
Las ricas flores del talento humano.....
Pero jamás del hombre el soplo vano