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Poesías de Cuellar. — 185
II.


Ven al salón; la música nos llama,
        Sirena encantadora,
Más bella que los lampos que derrama
        La nacarada aurora;
        Ven á gozar de la fiesta
        Y en revuelto torbellino
        Con los vapores del vino
        Y al son de la alegre orquesta,
En confuso tropel arrebatados
Iremos sin sentir en ráudos giros
Mis brazos con tus brazos enlazados....

¡Oh, qué vértigo dulce me arrebata!
        Mi corazón vacila,
Sirena, escucha, por piedad, me mata
        La luz de tu pupila....
        Ven, Sirena, entre mis brazos
        Reclínate sin cuidado,
        Que sin sentir me has robado
        El corazón á pedazos.