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Poesías de Cuellar. — 177

El bello ideal, la incógnita belleza,
Cándida flor de sin igual pureza!

Que esa buscada flor, esa alma pura,
Lleva entre todas de virtud la palma,
Estrella que vivífica fulgura,
La sola compañera de mi alma,
Ella derrama por doquier ventura
Y en éxtasis magníficos la calma,
Ella enciende mi mente de ilusiones,
Cuandó doy á los vientos mis canciones.

Por ella pido su murmullo al río
Y á las brisas sonoras su concento,
Su imponente quietud al bosque umbrío,
Y á la tórtola tierna su lamento;
Por ella ardiendo dentro el pecho mío
Se mantiene tan puro sentimiento,
Y en medio á la feraz naturaleza
Canto el amor de la gentil belleza.

¡Ojalá que mi lira abandonada,
Cubierta con crespones de duelo,
Á la grata influencia delicada