No saben, no, que guardo aquí en el pecho
Un corazón en el pesar sensible;
No saben que la mente acalorada
En rápido volar el éter hiende,
Y con luz que los cielos me prestaron
Los torpes desvaríos
De la mezquina humanidad comprende;
Y no sabrán jamás, que es otro mundo
El que forjó en mi loca fantasía,
Un mundo de virtud, de poesía,
De pureza infinita y de bondades
Porque ardiente suspira el alma inquieta,
Otro mundo mejor, mundo de aromas,
De amor y de armonía y de esperanza
Que solo comprendió noble poeta
Como el justo la eterna bienandanza.
Presto las alas que tendió mi anhelo
Se pliegan fatigadas,
Tiendo la vista al derredor: el suelo
Está do quier de crímenes henchido,
Donde vi la virtud, el vicio torpe,
Artero, sin cesar se enseñorea;
Donde forjó mi idea
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Poesías de Cuellar.