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Poesías de Cuellar.

Y marchita la flor de mi esperanza,
Huyeron mis doradas ilusiones!

Hoy... ¡pobre corazón! en mi camino
Es presa ya de fúnebre marasmo:
Huyó el ideal divino,
Y cada nuevo halago del destino,
En mi agudo dolor, es un sarcasmo.

Solo.... solo por siempre, abandonado,
Ay!.... nunca sufras como yo, ni veas
Tu porvenir nublado;
Olvídate del vate desdichado,
Y sé feliz cuando mis versos leas.