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Á MI QUERIDO MAESTRO Y AMIGO
DON LORENZO ADUNA.


LA SAMARITANA.


«Dadme á beber del agua de la vida»
Dijo Sarai á Cristo allá en Samaria,
Incrédula tal vez y temeraria.
Jesús al ver á la mujer perdida

Delante de él con la cabeza erguida
Cabe el brocal del pozo solitaria,
Levantó, como losa funeraria,
El velo de su historia envilecida.