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120 — Poesías de Cuellar.

Y de tu voz angélica, armoniosa,
Las dulces vibraciones
Harán callar los cánticos suaves
De las pintadas, trinadoras, aves.

Gozaremos aquí la brisa pura
Oue vaga perfumada,
Y entre las flores sin cesar murmura
En la tarde callada
En que reina la paz, la blanda calma,
Y amor respira todo para el alma.

Ven, Lesbia, ven, aleja de tu mente
Los locos desvaríos;
Ven, en mi frente posarás tu frente.
Tus labios en los míos,
Y en dulce y voluptuoso arrobamiento,
Confundirás tu aliento con mi aliento.

Solo aquí está la paz, solo aquí el alma
Disfruta venturosa
De esta envidiada y apacible calma,
Ven á gozarla, hermosa;
Ven, en mis brazos hallarás un mundo
De inmenso amor, y de placer profundo.