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IV
INTRODUCCIÓN

en sus naves prodigados,
en sepulturas y nichos,
bóvedas, y botareles,
ajimeces, balconcillos,
pórticos, escalinatas,
pasamanos, fustes, plintos,
por camarines y claustros
de detalles tan prolijos,
de labor tan minuciosa,
de tan diferente estilo
crestonado, alicatado,
losanjeado, laberíntico,
fenicio, celta, romano,
godo, árabe, bizantino.....
esas mil partes, en fin,
que forman el nunca visto
conjunto del noble todo,
que hace del Burgos antiguo
por el nuevo abigarrado
un cuadro característico,
original, pintoresco,
sin par, y palpable y vivo,
se conservó en mi memoria
perennemente esculpido.
Por eso te he amado, Burgos,
y al volver de un ostracismo,
que nó por ser voluntario
menos amargo me ha sido,
corrí anheloso á tu seno
como á su oasis nativo
vuelve á través del desierto
el árabe peregrino.
Tú, ciudad leal y noble,
con espontáneo cariño
reconociste al poeta
vagabundo y fugitivo: