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LA INQUIETUD DEL ROSAL

¡Ah! si poder me fuera conferido.
Cesado habrían los rumores miles
Que el tráfico alimenta, y en sus veces
Los rumores dulcísimos del arpa
Como llanto de lirios, esparcieran
Sus notas cabe al pobre adormecido
En quien hablaban tantas cosas idas!
Y en ese anhelo le dejé durmiera,
Despreciando la burla que enredaba
Sus ramas tan volubles
En la figura tosca del anciano.
¡Qué pueden entender de caridades
Sutiles, infinitas, los que arrojan
El mendrugo de pan como un desprecio,
Los que dinero alcanzan,
Los que al amor no lo sintieron nunca
Como la vida misma, derramado
En el sol que da luz, en la armonía
De las cosas eternas... en el hombre
Que pasa velozmente
Como una sombra loca proyectada
Sobre un jardín de zarzas y de rosas!...