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pórtico del hotel, y sucumbió al mayor número, pero defendiéndose valientemente.

Castañon estuvo casado con la señora doña Angela Llanos, ya difunta, y deja dos hijos, Fernando y Rodrigo, á quienes la Isla de Cuba, estamos seguros de ello, premiará el heroísmo y la virtud que han costado la vida á su noble y honrado padre

C. Frontaura.


EL CONCILIO ECUMÉNICO.

El mundo católico tiene fijas sus miradas en Roma, donde se hallan reunidos en torno del Sumo Pontífice todos los prelados de la cristiandad, para examinar y resolver el arduo problema de la civilización moderna.

La Ilustracion no puede menos de consagrar su atención á este gran acontecimiento del siglo. XIX, y al efecto publica en este,número algunos grabados relativos al Concilio.

No es nuestro ánimo examinar aqui las causas que han podido determinar al jefe de la Iglesia á convocar el Concilio, ni mucho menos apreciar los problemas que el sinodo docente ha de resolver: árdua empresa seria, y no nos sentimos con fuerzas para acometerla.

Por lo demás, todavía no han empezado las discusiones; todavía no hay acuerdos, y basta que del recinto en donde so celebran las solemnes sesiones no salgan solucionen concretas, no es posible apreciar la influencia que ejercerá el Concilio en la sociedad moderna.

Cúmplenos solo hacer votos para que la religión y la ciencia salgan unidas del Vaticano, perdiendo ésta la soberbia que la distingue en nuestros tiempos, y dejando aquellas anejas preocupaciones; la luz no puede perjudicar al catolicismo: por el contrario, permitirá que se admiren más y más sus bellezas.

Hecha esta indicación, cúmplenos, al inaugurar los grabados relativos al Concilio, dar una sucinta idea del carácter de los concilios generales ó ecuménicos, reseñar los que se han celebrado en el mundo, y condensar en breves lineas las opiniones que se han formulado con motivo del concilio Vaticano.

Llámanse concilios las asambleas legitimas de los obispos reunidos para apreciar y resolver las cuestiones enlazadas con la disciplina de la Iglesia.

Los concilios son provinciales, nacionales ó generales. Estos, llamados ecuménicos, son aquellos para los que se convoca á todos los prelados del mundo á fin de terminar un cisma, estirpar una heregia que amenaza á la Iglesia, proponer y acordar medidas de disciplina general, ó para estatuir sobre algunos puntos de doctrina que no puedan ser arreglados de otra manera.

El Papa, como cabeza y jefe de la Iglesia, convoca estos concilios, porque además de su jurisdicción sobre tollos los prelados, es quien mejor puede apreciar la oportunidad y necesidad de su reunión.

Aunque la Iglesia es independiente, reclama al celebrar los concilios el concurso de las potencias para rodear la asamblea de la protección necesaria á la libre emisión de los sufragios.

No puede haber Concilios ecuménicos sin la aquiescencia del Sumo Pontífice, el cual por si ó sus legados, preside, propone las cuestiones, y confirma las sentencias ó acuerdos. Los obispos juzgan y resuelven con sus votos; los sacerdotes y teólogos invitados solo tienen voz consultiva.

Las decisiones de los concilios erales en materia de fe son obligatorias; porque un concilio no establece nuevos dogmas, interpreta la Escritura, y resuelve cuál ha de ser la creencia católica. Según San Vicente de Lerius, la Iglesia en los decretos de los concilios no hace más que trasmitir á la posteridad por escrito, lo que ha recibido de la antigüedad por tradición. En materia de disciplina eclesiástica, los gobiernos se han reservado el derecho de apreciar si las decisiones de los concilios están ó no conformes con las leyes y las costumbres de los países que rigen.

El concilio actual ó Vaticano, es en el órden cronológico de los ecuménicos el décimonono.

Hé aquí los nombres, fechas, duración y causas de la reunión de los 18 anteriores.

CONCILIO ECUMENICO.—La silla de San Pedro en Roma.


l.º El de Nicea ó Niceno, celebrado en 327 bajo el pontificado de San Silvestre, con el objeto de defender contra Arrio la divinidad del Hijo de Dios, de determinar la época de la celebración de la Pascua y de sofocar el cisma de Melebio. Duró tres meses.

2.º El primero de Constantinopla celebrado por 150 obispos el año 381, bajo el pontificado de San Dámaso. Condenó á Macedonio que negaba la divinidad del Espíritu Santo, y duró dos meses.

3.° Concilio de Efeso, en el que 430 obispos, presididos por el patriarca San Cirilo, delegado del Papa San Celestino, condenaron al imperio Nestorio que admitía dos personas en Jesucristo, y negaba que se pudiese llamar á la Virgen verdadera madre de Dios. Se celebró en el año 431, y duró dos meses y nueve dias.

4.º El de Calcedonia, presidido por Papa San León I, en que se definió contra Eutico la doble naturaleza de Cristo, y se condenó á Dioscoro. Asistieron á él 636 obispos. Se celebró en 451, y duró 21 dias.

5.º El segundo de Constantinopla en 453, bajo el pontificado de Vigilio. Asistieron á él 160 obispos y condenaron de nuevo las doctrinas de Nestorio y de Eutico, los escritos conocidos con el nombre de Los tres capítulos, y los errores de Orígenes. Duró un mes.

6.º El tercero de Constantinopla, en el que 289 obispos, bajo el pontificado de Agathon, condenaron la heregia de los Monotholitas. Se celebró en 681, y duró 10 meses.

7.º El segundo de Nicea en 787, bajo el pontificado de Adriano contra los iconoclastas. Duró 10 meses.

8.° El cuarto de Constantinopla en 869, bajo el pontificado de Adriano II. Asistieron á el 383 obispos, y examinaron y condenaron las ideas de Phocio. Duró cinco meses.

Los anteriores concilios se celebraron en Oriente, como han visto nuestros lectores: hé aquí los reunidos en Occidente:

9.º El primero, Lateranense, bajo el pontificado de Calisto II, se celebró en el año 1122 para restablecer la paz entre el sacerdocio y el imperio, acallar las quejas suscitadas por la cuestión dé las investiduras y para tratar de la disciplina eclesiástica. Asistieron á él 900 obispos, y duró 19 dias.

10. El segundo, Lateranense, en 1139. Asistieron á él 1.000 obispos, bajo la presidencia de Inocencio II, y fueron condenados el anti-papa Pedro de León y los herejes petrobrusianos y los arnoldistas. Duró 17 dias.

11. El tercero Lateranense en 1179; 300 obispos, bajo el pontificado de Alejandro III, se ocuparon en la reforma de las costumbres, regularizaron la elección de los soberanos pontífices, y condenaron á los albigenses. Duró 19 dias.

12. El cuarto, Lateranense, en 1215, bajo el pontificado de Inocencio III; 463 obispos y muchos sacerdotes condenaron diferentes heregías y se ocuparon del modo de librar los Santos Lugares de la dominación musulmana. Duró 20 dias.

13. El primero, de Lion ó Ludgunense,en 1245, bajo el pontificado de Inocencio IV. Se celebró para preparar la sétima cruzada y contra el emperador Federico II. Asistieron á él 140 obispos, y duró 20 dias.

14. El segundo, Ludgunense, en 1274, bajo el pontificado de Gregorio X. Se celebró para reconciliará la Iglesia griega con la latina, y duró dos meses y 10 dias.

15. El Vienense, convocado por Clemente V en 1311, para la abolición de los templarios. Asistieron á él 300 obispos y algunos sacerdotes. Duró siete meses.

16. El Florentino en 1438, presidido por Eugenio IV. Asistieron á él gran número de prelados griegos y latinos, y se celebró con el fin de reconciliar á las dos Iglesias. Duró nueve meses.

17. El quinto, Lateranense, presidido sucesivamente por los papas Julio II y León X. Se ocupó del cisma de Pisa y de la reforma disciplinaria. Asistieron á él 114 obispos, y duró cinco años y nueve meses.

18. El de Trento ó Tridentino, que comenzó en 1545, y terminó en 1563, sufriendo interrupciones. Tres Papas le presidieron: Pablo III, Julio III y Pio IV. Se celebró para condenar las heregías de Lutero y Calvino, llevándose á cabo al mismo tiempo la reforma del pueblo cristiano.

En este último concilio hubo grandes peripecias, y su historia detallada exigiría un gran volumen. Nos limitaremos á recordar lo que pasó en la penúltima sesión celebrada el 1.º de diciembre de 1562.

Púsose á discusión un proyecto de canon redactado en estos términos por el cardenal Seripandi: «Si alguno dice que no es por la institución de Jesucristo por lo que hay obispos en la Iglesia católica, y que éstos, cuando son nombrados por el romano Pontífice, su vicario en la tierra, no son verdaderos y legítimos obispos superiores á