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CAPITULO V


Los demás personajes de la embajada persa habían vuelto á Sais de su paseo por el río á las pirámides. Sólo Prexaspes, el mensajero del rey, se hallaba ya de regreso á Persia para enterar al soberano del buen éxito de su petición.

En el palacio de Amasis reinaba mucha algazara. El séquito de los embajadores de Kambises, compuesto de unos trescientos individuos, y los distinguidos huéspedes á los que se prodigaban toda suerte de atenciones, ocupaban por completo los aposentos del gran palacio sáitico. Los patios bullían de guardias y funcionarios, sacerdotes jóvenes y esclavos, vestidos todos de gala.

En el festín, que había de celebrarse con motivo de los es-