Página:La hija del rey de Egipto (Tomo I).pdf/25

Esta página ha sido corregida
15
DEL REY DE EGIPTO

las tristes huellas de su primera juventud, que quiere mantener á su nieta Sapfó más apartada de todo trato con nuestro sexo de lo que consienten las costumbres egipcias. A mi amiga el trato social le es tan necesario como el agua al pez y el aire al pájaro. Todos los extranjeros la visitan, y el que haya probado sólo una vez su hospitalidad, no dejará de acudir, por poco que el tiempo de que pueda disponer se lo permita, cuando la bandera anuncie una noche de recepción. No hay griego de alguna importancia que no frecuente esta casa; porque aquí se delibera acerca del modo de contrarrestar el odio de los sacerdotes y persuadir al rey en tal ó cual asunto. Aquí se saben las más recientes noticias de nuestro país y del resto del mundo; aquí el perseguido halla un asilo inviolable, pues el rey ha dado á su amiga una carta de inmunidad contra las vejaciones procedentes de las autoridades de orden público²³; aquí se oyen la lengua y los cantares de la patria; aquí se discuten los medios de librar á Grecia de la monarquía²⁴ que se va generalizando: en una palabra, esta casa es centro de gravedad de los intereses helénicos en Egipto y de mayor importancia política que el Helénion, la unión mercantil y religiosa de esta vecindad. Dentro pocos minutos verás á esa singular abuela, y si nos quediamos solos, quizá veas asimismo á la nieta y podrás comprender que esas personas nada deben á la suerte, todo á sus excelentes cualidades.—¡Ah, allí están! Ya se dirigen hacia la casa. ¿Oyes el canto de las esclavas? Ahora entran. Deja que se sienten y sígueme. Después, al despedirnos, te preguntaré si te duele el haber ido conmigo, y si Rodopis no se parece más á una reina que á una antigua esclava.»

La casa de Rodopis pertenecía al estilo griego²⁵. El exterior oblongo, de un solo piso, era sencillísimo para nuestro gusto, pero la disposición interior aunaba la belleza de las formas helénicas con el esplendor de los colores egipcios.

El anchuroso portal daba ingreso al vestíbulo, en cuyo lado

izquierdo radicaba un gran comedor desde cuyas ventanas se dominaba el río. Opuesta á dicha pieza estaba la cocina, departamento propio sólo de las casas de gente acaudalada, pues los pobres solían preparar su comida en el lugar de la antecámara. La sala de recepción se hallaba á la salida del