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BAILE



Si me hubieras avisado
Cuando te ibas a bañar,
Yo te habría hecho un pocito
Llenito de agua de azar.


Ay, ay, ay, ay, ay...
Déjame llorar...
Que sólo llorando
Remedio mi mal.


Rasgueaban ágilmente los mozos, aun con siete horas de fandango, pues jaranearían hasta la noche sin parar, á charango y guitarra. El instrumento indígena con sus ocho pares de primas dispuestas sobre un carapacho de quirquincho, atiplaba una especie de llantito melodioso, fingiendo distancias y detallando melancolías, á dúo con la vihuela requintada por más primor. Para floreos y posturas bastaban los trastes del primero, sobrándole aún clavijas en previsión de habilidades superiores.