Página:La guerra gaucha.djvu/341

Esta página ha sido corregida
342
LA GUERRA GAUCHA

pre imponente bajo sus estandartes decusados por las cruces de Borgoña. El anciano volvió los ojos á sus campanas y su rostro se avivó.

—¡Mandar en el viento repiques á modo de dianas irrumpidas por el tubo de la torre! ¡Reemplazar las bandas con ese instrumento, y en vez de tocar, fraguar música á martillazos!

Simultánea idea y acción, sus manos que un tacto de badana entorpecía, inseguras aún de suplicio, asieron los cordeles. Sobre la ciudad desierta vibró una nota; y á remesones, destemplado, con estallidos cacofónicos, un repique tremoló.

Los patriotas saludaron con un clamoreo. Comprendían.

A ese acento familiar que enredaba en el aire ladridos de bronce, el ataque arreciaba. Jinetes se desprendían, revoleando los ponchos, baja la chuza contra los batallones. Como un erizamiento de la montonera espoleada por el repique.

Humaredas daban fondo al movido escenario. Por un instante el ejército se detuvo, oponiendo una cizalla de bayonetas. Otras partidas bajaban de las alturas, nuevos galopes encrespaban la refriega.

Y en tanto el metal tañía su rebato tremendo, imponía las cargas a fondo, la muerte, la gloria,