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TÁCTICA
—El norte.
—El poniente...
—El sur...
Sordamente finalizaba aquel diálogo en que se discutía el horizonte.
Por momentos, subrayando las palabras, un gesto resumía el paisaje: miles de leguas, el país sublevado, los incendios. La guerra ocupando los caminos; un escenario de humaredas y galopes; tiroteos, alaridos, trompetazos. Nada de sueño.
Todo el mundo sobreentendía las dos únicas órdenes: ataque y dispersión. Una pandilla que se lanzaba de improviso, incrustándose en el enemigo. Dos minutos de hachear y revolverse entre un revoleo de lazos y de sables. Tumbos, bayonetazos... Al fin una descarga, y bajo la humareda el puñado de jinetes desmigajándose en galopes.
El que olvidaba una consigna, se rascaba la nuca